Abres sorprendido los ojos, me miras y exclamas:
- ¿Por qué haces esto, que te he echo?
Yo no te contesto, solo te admiro desde lejos con una motosierra en mis manos. Vuelves a exclamar:
- ¡¿Por qué me haces esto?!
Dejando la motosierra de lado y acercándome a ti con los pasos mas firmes que he dado en mi vida y con la mirada mas furiosa de todas grite:
- ¡Porque eres tu el que me ha hecho llegar a la locura! - Te golpee como nunca lo había hecho, y lo disfrute.
Comencé a ver como lagrimas salían de tus ojos y caían por tus mejillas.
- Oh, el gran y rudo hombre llorando, ¿Qué te ha hecho enojar mi corazón? – dije con ironía. A continuación volví a golpearte - ¿A caso no te gustaba esto? ¿Mujeres golpeándote? Claro… pero a ti te gusta cuando me engañas y estas en una cama... – Volví a golpearte – Pues bueno, ahora será lo mismo, solo que con no tendremos sexo y seré yo la que te golpee.
Agarre unas cuchillas y te desate las ataduras, intentaste golpearme furiosamente, pero mis cuchillas cortaron tus brazos y caíste agonizante al piso. Te tome por la camisa y te coloque sobre la mesa de operaciones. Te ate a esta para que no te muevas y te quite la ropa cortándola de a poco.
- De acuerdo, comencemos con la operación. Paciente numero 82. Se le hará una autopsia para ver la causa de su futura muerte. – dije hablando sola admirando tus ojos llorosos y tu cuerpo al descubierto.
Saque una cuchilla de cocina y dije:
- Comencemos con la incisión debajo del cuello…
Comencé a cortar, comenzaste a gritar, música para mis oídos. Sangre comenzó a caer por tu cuerpo, manchando la mesa y mis manos. Como vi que te dolía mucho, hice un corte en la frente, pude ver tu cráneo y eso me contentó, tú seguías gritando. Pase a los pies, comencé a hacer cortes en los tobillos, y tu aguantabas tu respiración, fue un momento tan bello, no lo podía creer ¡Estaba a punto de hacer sufrir a la persona que mas había amado!
Pase a la ingle, tú dijiste desesperado:
- ¡No, por favor!
- Tu orgullo terminara en el piso, querido mío.
Me dirigí a tu pene, como soy mala te produje una erección, en ese momento con unas grandes tijeras, lo corte, y fue verdad, tu orgullo quedo en el piso y con mucha sangre por doquier y gritos tuyos en la habitación. ¡Pura música!
Ya habían pasado 20 minutos, el tiempo se hacia muy largo pero no quería terminar tan pronto, así que me atreví a hacer algo que nunca hice.
Tome un martillo y me hacia tus ojos. Te mire por última vez y golpee tu maravilloso rostro de ensueños tantas veces como sea necesario como para deformarlo. Había sangre por todos lados. Comencé a golpear tu graneo y masa encefálica salía por los costados. La sangre que corría por afuera era algo muy tentador, no podía dejarlo pasar. Me dirigí hacia el borde de la mesa por la cual caía sangre y bebí un sorbo de ese elixir. Fue algo muy liberador y maravilloso pero ya me debía ir. Pero antes de irme debía dejar mi marca, así que corte tu mano, se escucho el sonido de tus huesos romperse y me dirigí a la pared, lentamente escribí “¡Sweet Madness volverá por más!”
By. Sweet Madness