No puedo.

No logro pensar en otra cosa que en el sufrimiento que me causa cada palabra que me dices. Cada mañana, al ver el sol salir, aguanto mis lagrimas y contengo mi respiración, me da lastima pensar como este mundo apresa mi alma como solo otro reo mas.

No encuentro momento, ni lugar para descargarme, nada me complace. No siento nada al verte sufrir, pero siento en el corazón una daga al ver que haces sufrir a terceros. Necesitaría mas que nunca que estés a mi lado, apoyándome, pero no logras comprender mi vacío.

Ya he contado muchas veces esta historia, y he cantado muchas veces la misma canción, pero no logro entender como es posible de que tus manos sientan mis heridas cada día y que de tus ojos no brote una lagrima de melancolía. Aunque no queramos seguir este destino, aunque no queramos ser victimas del delirio, debemos mantenernos fuertes o caeremos nuevamente en ese suplicio que mantiene al alma encadenada al suicidio.

By. Sweet Madness

El hombre de negro.

El hombre de negro estaba ahí parado, esperándome en una esquina oscura en el camino de mi vida, tendiéndome la mano y ofreciéndome un futuro que llenaría mi alma y calmaría mi sed. Yo, confíe en su mano y junto a el recorrí un mundo diferente al que siempre vi, un mundo que me abrió caminos y cerro puertas a mi paso, un camino que me sometía a la soledad pero que a la vez me llenaba con el simple echo de saber que había un alma vagante que sabia como me sentía. Poco a poco me fui enamorando de ese hombre de negro, me fui enamorando de su filosofía, de su vida, de su forma de pensar. Me fui enamorando de lo mucho que el tenia para yo dejar lo poco que me dejaba, pronto el se convirtió en una adicción.

El hombre de negro me lleno de sabiduría, ira y pensamientos ocultos; esa magia que rodeaba su forma de vivir fue la misma magia que me izo quererlo y tenerlo como un amigo. Ahora el sigue aquí a mi lado, acompañándome a cada minuto con aquello que me llena y me reconforta, con solo eso que me hace sentir bien, con eso que me hace huir hacia el fin del mundo.

By. Sweet Madness