lunes, 28 de diciembre de 2009

Amor quebrado.

Ella disfrutaba los encuentros con el, con su amante. Noches de pasión a espaldas de su “verdadero amor”, noches interminables pero a la vez fugases que se perdían entre la excitación y la calma luego de la tormenta. Pero una noche, las cosas no salieron como ella planeaba.
Eran las 11 de la noche, estaban en la cama, cansados de una noche tan ardiente y esperando a que toquen las 12 para que el hombre vuelva a su mugroso hogar a aparentar frente a su esposa y ella aparentar nuevamente frente a su esposo que llegaba del trabajo, se escucha la puerta de entrada del pequeño pero hogareño departamento:
- ¡Mi amor, llegué! – gritaba el esposo desde la puerta guardando su abrigo y sacándose los zapatos, como naturalmente lo hacia.
El corazón de la mujer latió rápidamente, se levantó de la cama espantada, pensando rápidamente que hacer, pero no podía, entre la llegada imprevista del esposo y su amante en la cama era una situación difícil y su mente estaba nublada. Así que ella desea hacer esto mas fácil, ya que ella a su esposo no lo amaba, prefería separarse de el a seguir escondiéndose, se tiro en la cama y comenzó a practicarle sexo oral a su amante, en ese momento, el esposo entra por la puerta de la habitación, sus ojos se clavaron firmemente en el acto de su desvergonzada esposa, una mirada llena de ira se posó sobre la cara de placer del susodicho amante. El esposo dijo:
- ¡¿Qué estas haciendo, querida?!
- ¡Mi amor! No pensaba que…
- ¡¿Me haces esto y te atreves a decirme “mi amor”?! – Dijo interrumpiéndola – debería darte vergüenza, ¡perra! – se acerco lentamente hacia su esposa insultándola.
- ¡No sos nadie para insultarme de esa manera!
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, el esposo le pego en el rostro. Ella con una mirada de odio y su mejilla roja se levanto de su posición amenazándolo, empujándolo contra la pared y pegándole. El esposo la arrojo a la cama, saco del armario una soga que tenían guarda para sus actos sadomasoquistas y ató las manos y pies a la cama. Dejándola totalmente indefensa ante su esposo. En ese momento el amante se echo a correr, pero él lo alcanzo en la cocina y pudo pegarle en la cabeza con un ablandador de carne, lo que le dio tiempo para llevarlo hacia la habitación y atarlo en una silla.
La mujer gritaba que la liberara, el hombre inconciente y el esposo lleno de ira y rencor se dirigió nuevamente hacia el armario y saco su caja de herramientas. Segado del odio que sentía tomo un martillo, puso al amante, atado, frente a la cama a la vista de la mujer y le dijo:
- Este es la causa de que no me desees por las noches, ¿no? Pero no más, esto se termina acá.
Miró con odio al hombre y sin dudarlo un segundo golpeo su rostro con el martillo, su ropa quedo salpicada de sangre, extrañamente, el hombre no gritaba, solo lloraba. El siguió golpeándole, y golpeándole hasta deformarle completamente el rostro.
- ¡Basta, por favor! – gritaba la mujer.
Pero él no paraba, cuando se dio cuenta de lo que había hecho sabía que no había marcha atrás, tenia que ir a lo seguro: matarlo.
Su mente confusa y sus manos temblorosas tomaron una decisión que el nunca hubiera echo, pero todo por el amor de su mujer. Tomo al hombre del cuello, y mirándole a lo que quedaba de su rostro le dijo:
- Ahora te sentirás mejor, te lo prometo.
Y acto seguido, rompió su pecho a martillazos. Golpeo tantas veces, con tanta fuerza que sangre comenzó a escurrir del hombre, llenando la silla y la ropa del esposo con sangre. El hombre ya había muerto, hace rato, pero el esposo no se satisfacía, deseaba más.
Desato al cuerpo muerto y débil del pasado amante de su mujer y lo coloco sobre el suelo, prendió un cigarro y fumo tranquilamente, luego, apago el cigarro en la frente del hombre.
Miro a su mujer con los ojos mas fríos del mundo, su alma se estremecía, pero no debía dejar evidencia. Se subió sobre el cuerpo desnudo de su único amor, la beso tierna, pero fríamente en la boca y al oído dijo:
- Tú quebraste nuestro amor. Pagaras por eso.
Salto de la cama, beso sus pies, y la tortura comenzó:
Con el martillo comenzó a romper sus piernas cruelmente, y la mujer, más débil que su amante, comenzó a gritar, a insultar y llorar del dolor que sentía. Así el hombre rompió cada hueso de sus extremidades inferiores. Luego, siguió con sus brazos y sus manos, estaban desechos. Comenzaba a escurrirse sangre entre las sabanas donde una vez, hace tiempo, predominaba el amor entre estos dos seres: asesino y victima.
El hombre comenzó a besar tiernamente sus senos, mientras su esposa lloraba mirando un punto fijo e invisible en el espacio. Comenzó a besar tiernamente su cuello avanzando hasta su rostro y finalmente besar nuevamente su boca, esa seria la última vez. Comenzó a golpear su pecho con furia y desprecio, sangre comenzaba a fluir, con cada golpe los gritos aumentaban y el dolor interno del hombre se hacia mas intenso. Pronto, la mujer dejo de respirar, la sangre ya no corría. El viudo rompió el silencio perturbador de la habitación con un llanto, y al admirar por última vez el rostro de su pasada esposa, no lo soporto.
Fue a la cocina, con la escusa hacia el mismo, de tomar un vaso de agua, pero no fue así.
A la mañana siguiente apareció en los diarios, como noticia, la redacción del asesinato de dos amantes y el suicidio del esposo.

By. Sweet Madness

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I Love U.

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