Hecho y concecuencia.

Todabia tengo sangre en mis dedos, por una decicion tomada que cambiaria mi vida y lanzaria a mi alma hacia el vacio. Restos de un pecado cometido yacen en el fondo de un lago, en forma de senizas, que no se esfumaran facilmente de mi memoria.

Cometi el pecado moral mas mortal jamas existido, y lo he hecho con mucho orgullo y sin remordimiento. Ojala pudiera volverlo a hacer, con tigo, pero me temo que ya no sera pocible, nunca mas.

Tengo esperanzas de que el ángel de la muerte venga con caballos infernales a levantarme y lanzar mi alma al inframundo, así, convirtiendo mi alma en un espectro vagante en la tierra en busca de sangre.

Jugando con vidas y destinos, destruyendo deseos y posibilidades. Sintiendo el dulce dolor de los demás en mi piel, haciéndome culpable y estando feliz de ello.

By. Sweet Madness

Culpable.

Ella estaba ahí parada, quieta y dura cual muerto. No respiraba, tenia sus ojos abiertos y muy sorprendidos. Algo cambio el clima de aquella habitación, el ruido de un pobre cuchillo, un inofensivo homicida, resonó al golpear con el parquet mientras pequeñas gotas de sangre se lanzan hacia el aire por la presión de este.
Ella estaba tan confundida que callo rendida al piso, admirando la majestuosidad de su obra, de su juego preferido.

Luego de un rato logro reaccionar y con timidez toco el cuerpo, noto lo frío que estaba, asustada retiro su mano rápidamente. Luego de pensarlo, volvió a tocarlo, esta vez sin miedo ni timidez y asumiendo lo que había echo. De sus ojos brotaron unas pocas lagrimas, pero llenas de rencor y odio hacia ella misma. Deseaba estar sola, sentir aquello que hace un tiempo remoto había sentido. Pero se había excedido, había perdido a la única persona que la amaba.

En el fúnebre cilencio de esa habitacion por ultima vez se escucho un suspiro, un grito, y un fuerte golpe contra el piso. Ella calló tan fuertemente como el plomo, sus ojos se cerraron, y el cuchillo quedo clavado en su cuello.

By. Sweet Madness

Desde una tercera persona. El alma ajena al cuerpo.

La niña caminaba por senderos vacíos y sola enfrentaba su dura realidad.Hasta que cayo, y siguio cayendo y en el vacio de ese oscuro pozo sin final, vio una luz brillar cerca de ella, extendio su mano y creyo estar en el cielo, salvada. La chica mantenia los ojos cerrados, para no admirar la bellesa de su salvador y pensar qe todo era una fantasia, una pura mentira, el misterioso salvador la mantubo en una cuna de oro, intentando protejer a la pequeña niña de su realidad, realidad desconocida por él .

Este ciego de lo que ella pasaba la invito a abrir los ojos y darse cuenta de que el estaba ahí, de que no era una fantasía lo que ella vivía, y así ella los abrió. Presencio por primera vez la majestuosidad de su salvador y futuro eterno amor, y así ella se convenció "esto es el paraíso". ¡Oh niñita ingenua, como pudiste confiar ciegamente en su mano! ¡Fuiste tan ciega querida mía, tan inútil al creer que aquello funcionaria!

Pasaste llantos y lamentos en tu vida, mientras secretamente otra persona te alegraba, te salvaba de tu autodestrucción, dulce destrucción... Mientras sufrías de un lado de la tierra, del otro lado, el lado de la fantasía, tu reías, jugabas, cantabas y volabas. En sintesis: eras feliz.

Desde aquí, desde tu futuro lecho de muerte, se podían escuchar tus cantos, tus falsas sonrisas y esperanzas de porcelana. Tan delicadas tus esperanzas, de ser feliz, de soñar, de viajar, de conocer lo prohibido y de probar el dulce sabor del pacto suicida.

Junto a tu salvador reías, llorabas, disfrutabas cada segundo, te costaba despedirte, pero con un gran esfuerzo lo lograbas. Maldecías, jugaban y reían junto a el, inocentemente, sin conocer el futuro que les esperaba.

Metiste la pata, mentiste, y destruiste tu propia fantasía, le rompiste el corazón a tu salvador. El te perdono, se enamoro nuebamente de ti, y asi siguieron estando.

Y aquí es donde es donde es muy confuso para mi, no lo sabría explicar, esta parte de la historia es fácil recordar pero difícil explicar. Te alejaste, se alejo de ti, ambos se rompieron el corazón, o eso creo... y luego: Todo termino.

By. Sweet Madness

Camino, muerte y dolor.

Caminando en un sendero solitario, oliendo rosas quemadas y manchadas con sangre, mi propia sangre. Así va mi alma que hoy ha muerto, que hoy ha fallecido por un recuerdo vivido. Rosas esparcidas por este camino, rosas que me recuerdan un pasado, que me hacen pensar en ti, a días de tu muerte, tu último suspiro antes de tu suicidio.

Las paredes se llenan de sangre, agitándome, desesperándome por algo que parece interminable y parece atormentarme a la distancia, que quiere que sufra, solo para verte a ti sufrir por última vez. Tu sabes que esto es malo, sabes que no puedo creer en ti, en algo lamentado, algo que me hace retorcer de dolor, no puedo sostenerme en una mentira, vivir en un engaño y morir en un lecho de ficción.

No comprendo como llegue aquí, no recuerdo nada cuando llore por tu defunción, solo un fuerte dolor en el pecho, una mirada de tristeza de un tercero y una mano apoyada en mi hombro diciéndome que todo estará bien, que ya no lo recordare. Pero no fue así ¿cierto?, lo sigo recordando, y con dolor, lo sigo sintiendo, y con agonía. Lo sigo viendo, sigo viendo tu rostro pálido y sin textura, débil y sin pulso, sin tu sonrisa, sin tus risas ni tus expresiones. Sigo recordando ese día en el que te di un último adiós, ese día tan doloroso, en el que pude decirte “nos veremos amigo".

Por eso ahora le pido al camino, camino rojo sangre. Guíame hacia el destino de revivir, llévame hacia la verdad de sentir que puedo hacerlo sin tener que sufrir. Por favor, quita esta alma indecente de este cuerpo lleno de lamentos. Por favor, llévame hacia ese sendero sin final el cual deseo transitar, solo para encontrarme con el, para verlo por ultima vez.

By. Sweet Madness